jueves, 28 de agosto de 2008

...Amor y Dios...




Los sueños dan trabajo, es lo último que leí, no le doy un único significado, pues encuentro dos, ¿me darán trabajo como realización personal? O ¿me darán trabajo al realizarlos?
“A orillas del río Piedra me senté y lloré”, es una biblioteca de Alejandría en tan solo doscientos catorce páginas, lo más importante no es el conocimiento que el autor trasmite, sino, el conocimiento que uno puede descubrir dentro de sí. Yo pensé que era un hombre de ciencias, un hombre nacido para investigar y dar soluciones al mundo, pero me di cuenta, que no podría aportar nada valioso si no lo descubría y me entregaba a él, a un conocimiento tan antiguo o más como la tierra, pero tan nuevo que nos sorprende día a día, y sé que lo conocemos pero no somos capaces de demostrarlo por un temor al “grito del bocio”, estoy hablando del Amor.
Yo pensaba que era un loco desquiciado, por no pensar como otros y muchas veces ir en contra del mundo, pues aun recuerdo aquella cobardía de mi vida, que no hace apenas casi un año, cuando me dijeron, ¿por qué medicina y no ingeniería? Yo estaba confundido y solo dije no sé, y que seducción tan tierna, “…si estudias ingeniería te quedas en el paraíso, en la ciudad muy tranquila, con tu familia, tus amigos, no habría necesidad de irte, además ganarás mucho dinero, ¿Cuándo has visto huelgas de ingenieros?...” Y pues acá estoy, arrepintiéndome pero ahora si sé por qué, y algo que sabía desde hace mucho pero no he tenido el valor de decirlo con coraje y convicción, hasta después de leer ese libro: “Dios es grande y da segundas oportunidades” el resto de la historia no es relevante para este escrito, pero si puedo agregar, que si ahora me volviesen hacer la primera pregunta nuevamente mi respuesta sería distinta, “mi lugar no está con el dinero, esta con la gen te”.
Entre muchas cosas he podido aprender, que todas las personas hacen milagros, y existen muchas formas de servir a Dios, yo ya encontré la mía, y como toda vocación que se transforma en pasión, es necesario amar, más que Saber. El que es sabio, sólo es sabio porque ama. El que es loco, sólo es loco porque piensa que puede entender el amor.
El tema principal desarrollado en esta maravillosa, repito ¡Maravillosa! Lectura, es el amor, pero no un simple amor de pareja, de tiempos encontrados, sino, el amor de sacrificio, entrega, el amor que sobrevive al tiempo y que es el motor de una gran vocación, la del servicio, siendo un camino muy doloroso en muchas ocasiones, lleno de espinas, y desilusiones, pero ¿podría ser tan bella una rosa sin espinas?, recordemos que el camino de Cristo a la Cruz no fue en una alfombra roja, ahí está el detalle, la vida no es Vida sin problemas.
Interesante comparación hace referencia el libro, sobre el amor y la represa, si lo analizamos es muy cierto, pues en una represa con la más mínima brecha, la presión total, la del agua y la del aire, producirán la fuerza necesaria para romper la estructura; y ¿no sucede los mismo con el amor? Si decidimos ser personas calculistas, con una proyección al futuro (que no es malo, solo que no siempre podremos proveer lo que sucederá y calcular lo necesario para que no afecte otras situaciones), buscamos ser montañas, y calificamos a la esencia de la vida como algo vano, y decidimos no amar, acaso en esos casos de la vida cuando decide darnos segundas oportunidades, y nos devuelve lo que dejamos ir, a quién dejamos ir un simple recuerdo es tan fuerte que genera una brecha en nuestra estructura interna, y los demás recuerdos regresan, con simples ilusiones y preguntas que se quedan en un ¿Qué hubiese sucedido si…? Eso nos puede cambiar la vida y hacernos romper tantas represas y murallas que hemos puesto en nuestras vida, pues ¿acaso no tenemos un derecho universal, el de ser felices?
Pero, hay un “tema” que no es más importante que el amor, pero que terminamos olvidando junto con él, pues de niños nuestros padres nos inculca y nos hacen creer el lo que ellos quizá ya no creen, pues ya no son niños, pero por tradición trasmiten, Dios, el amor a Dios, pues Dios es amor.
Pues sí, cuando crecemos nos vamos olvidando de quién es Él, la vida “nos enseña” que no todo es creer, que la realidad es distinta, que si uno no quiere sufrir debe ser amurallado, aprovechar cuando uno cae para poder subir, que el amor es solo un impulso cerebral dominado por secuencias químicas cerebrales, en millonésimas de segundos, y a lo mucho que podemos aspirar es “… se que existe algo, que hará justicia, y que me da la esperanza, se eso existe, y creo en eso y tengo fe…” eso si que es algo irónico, “creemos” en lo que nuestro cerebro quiere, y dejamos lo que realmente la vida nos da, pues lo apartamos con murallas, y no nos percatamos que en cada respiro, en cada ser que encontramos, es Dios quien nos invita.
“Ya le dijo Dios a Elías, que salga de la cueva que se presentaría, paso un tornado y Elías se cubrió, pues no estaba Dios, paso un terremoto, y no estaba Dios, paso el fuego, y Dios no se encontraba, luego se sintió una suave brisa, y Dios estaba ahí.”
Dios a lo largo de la historia ha estado presente en toda la humanidad, con los aztecas, incas, árabes, judíos, griegos, romanos, asiáticos…El estuvo y está presente con todos, en distintas formas, hasta que mandó a su Hijo y nos mostró, la “verdadera forma” pero aún en estos tiempos se muestra de diversas, porque cada uno lo descubre de una manera distinta, en ocasiones distintas.
La virgen María fue designada desde antes, por lo que es Inmaculada Concepción, nacida sin mancha, pura, porque Dios ya la había escogido para que masca el Salvador, pero Dios es tan grande y Humilde con nosotros, que no le bastó hacerse hombre, sino que nos dio libertad incluso, para el nacimiento de su Hijo, pues no obligó a María, el le pregunto, y ella decidió.
María representa lo que desde el inicio de todo, la humanidad ha admirado, más no siempre ha respetado, a La Naturaleza, a la Mujer. María representa lo que ya los aztecas conocían como Coatlicue, los Incas también como Pachamama, los griegos como Gea o Gaia, (fuentes no muy confirmada, hacen referencia a Hera), u otros, para los primeros católicos, judíos convertidos, y para nosotros es la Nueva Eva.
Con respecto a la “definición” del lado femenino de Dios, yo opino lo mismo en esencia más no en concreto. Como mencione antes, la Virgen a mi parecer, es un medio a la Gran salvación, es un puente, que es La Gran Madre, sí, pero la diosa, lo dudo, pero no estoy cerrado a posibilidades, pues cada quien descubre a Dios a su manera, si ralamente lo desean, en el libro los personajes lo descubren a su manera, pues la forma femenina de Dios, se puede manifestar en su gran coraje, amor y misericordia, lo que una madre siente por su hijo.
Dios no es masculino ni femenino. Pero en su naturaleza reúne -de manera eminente- cuanto de bueno, gozoso y benéfico hay en el hombre y la mujer. Por eso puede decirse que Dios es Él y Ella, y también que no es ninguno de los dos... La limitación de nuestro lenguaje (inevitablemente antropomórfico) se halla agravada por los estereotipos femeninos y masculinos que en la sociedad se han venido transmitiendo a través de muchas generaciones y que poco a poco, gracias a Dios y a la lucha de hombres y mujeres, van siendo cuestionados y superados... Así, al imaginar y al hablar de Dios como madre o como padre, hemos de caer en la cuenta de lo limitadas que son éstas y cualesquiera otras metáforas para expresar el amor de Dios y cómo, por consiguiente, no podemos absolutizar ninguna de ellas, sino más bien emplearlas complementariamente.
Por eso en la Biblia dice: Varón y mujer los creo, a imagen y semejanza; lo cual no índica que ambos se complementan para llegar a Dios.
Ya para concluir, solo puedo escribir sobre una historia, quizá conocida, del porqué Dios sacó a la mujer de la costilla del hombre y no de otra parte del cuerpo; pues es ella quien protege lo más sagrado del hombre, que nos permite vivir, y no perdernos, protege y cura el corazón, como lo hace la costilla.

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